Eligió hacerse más daño, para luego tomar otra decisión, terminar con lo que había dejado a medias. Pero no lo terminó con un final feliz, si no con un final que terminó no siendo un final, si no un punto y aparte. Y después de ese punto y aparte volvió el dolor, pero no vino solo, vino acompañado del odio, de la malicia, del orgullo, de la falsedad y del rencor. Eran un grupo un tanto siniestro.
Ese grupo maleducado y gamberro intentó echar a su felicidad, a su esperanza y a el poco amor que la quedaba por ella y...por él.
En su interior se libraba todos los días una dura batalla, una batalla que la estaba agotando. Nadie la ayudaba, nadie podía ayudarla, esto era sólo cosa de ella. Pero ella se encontraba perdida, y por más que lo intentaba no veía la salida adecuada. Así que lo dejó todo en manos del tiempo, ese que dicen que suele solucionarlo todo.
Y todavía sigue esperando que el tiempo resuelva su vida como ella no supo hacerlo. Espera que el tiempo tome las decisiones que ella no supo tomar. Espera que el tiempo mire por su bien, como compensación, por la gente que no lo hizo. Y lo más importante, ella espera que el tiempo le haga a él quererla.