Magnífico, como siempre.
Una experiencia expléndida y rejuvenecedora cada noche. Parece mentira, yo hablando de rejuvenecer, yo, con mis jóvenes 16 años.
A veces me comportaba como una mujer demasiado mayor, la gente te mete en la cabeza que tienes que comportarte, ser razonable, educada, magnífica. La mujer con la que todo hombre respetable (y con dinero, a poder ser) quiere casarse.
Que lo jodan.
Eso es lo que les digo yo a las normas y a las convenciones sociales.
Yo no quiero tener dinero (no abundantemente, digo) ni siquiera creo que quiera llegar a los 40 años, todo lo que tengo que hacer y vivir en esta vida puedo hacerlo antes de esa edad.
No quiero repetir experiencias, si repites lo bueno, termina perdiendo lo especial que fue la primera y única vez. La única cosa que no cumple esa norma es el sexo.
Y él sabía hacérmelo ver.
Él tenía 5 años más que yo. Curioso, ¿verdad?.
Todos estaréis asombrados, y quizá indignados. ¿Qué hace una jovencita así con un tío "mayor"? Hacerla feliz, eso hace. Algo que ninguno de los gilipollas de mi edad consiguió.
Digamos que yo siempre fui algo promiscua y digamos que ningún chico supo darme lo que necesitaba.
Bueno, pues un día todo cambió; 6 de septiembre de 2008.
Lo conocí en una discoteca. No voy a contaros toda la trama, quizá os interese porque seáis unos jodidos cotillas, pero a mi no me interesa rellenar vuestro tiempo con mi bonito flechazo.
Fue inmediato y tremendamente excitante.
Y desde entonces estamos juntos, más de un año siendo jodidamente feliz. ¿Envida? Seguro que si, sí, si supiérais todo lo que me hace sentir, si llegaseis a imaginar todo lo que me ha hecho cambiar.
Vivo el momento. He cometido mil locuras, y no me arrepiento de ninguna. Nunca. Todo lo que hice a lo largo de estos años tuvo su razón y su consecuencia, siempre lo afronté y seguiré haciéndolo.
Y quiero que sea a su lado, pero no podrá ser y eso es lo único que quiebra mi felicidad.
Está enfermo, y va a morir.
Sé que sueno fría, pero él me ha enseñado a tratar el tema así. Quiere que lo vea de forma fría, que no sufra demasiado. Dice que soy su mariposa, que me está ayudando a formar mis alas, y que cuando él no esté, seré yo quien tenga que volar, sin él.
No me gusta.
No me interesa volar si no está a mi lado, pero el insiste en que tengo un gran futuro por delante, que está seguro de que su misión fue enseñarme a ser feliz, a conseguir lo que quiero, a querer lo
efímero.
Sueno romanticona, bah. No lo soy, de verdad que no. Sólo él me hace hablar así, es mi única debilidad. No tengo más.
No he llorado nunca, lo prometo. No es que sea la típica chica dura que en el fondo es una llorica por las noches bajo sus sábanas, no. Simplemente no quiero llorar.
Pienso que las lágrimas son algo especial, que sólo debe ser derramado por algo especial también, algo que realmente lo merezca. Quiero que mis lágrimas caigan sólo el día que él no esté conmigo.
Me he planteado mil veces que será de mi cuando él no esté.
En primer lugar, quiero irme de aquí, lejos, al extranjero. Quiero dedicarme a pintar cuadros, a fotografiar bonitos paisajes, a mostrar lo que parece que no siento. Quiero vivir en un pequeño ático, en algún barrio no muy bien situado, en una calle de esas que nadie conoce, a la que nadie sabe llegar. Una calle que ni en los GPS aparezca, si eso quiero.
Y quiero que sea ruidosa, muy ruidosa, que no parezca vacía, no. Que el alboroto no me deje dormir por las noches, para estar en vela recordándole.
No quiero fama, tampoco me interesa que se me conozca o se me recuerde. Quiero que se le recuerde a él. Pintaré mil cuadros con su increíble e inmaculado rostro, que todos sientan lo perfecto que fue.
Quiero que todos lamenten no haberle conocido, no haber sido su amigo.
Quiero que se pregunten quién es, que les asombre tanto que vengan a que les cuente su historia. Quiero que nadie lo olvide, aunque no lo hayan conocido.
Quiero vivir por y para él a través de la vida, la muerte y el tiempo.